Donzy o la crónica de una atípica campaña presidencial en Francia
Cada cinco años, el agricultor Frédéric Coudray-Ozbolt se deleita con la atención de los medios de comunicación sobre su pequeño y tranquilo pueblo, considerado un termómetro del voto francés en las elecciones presidenciales.
A unas dos horas y media en coche y a unos 200 kilómetros al sur de París, Donzy, de 1.500 habitantes, se ha hecho famoso por votar desde 1981 por el candidato que acaba ganando la presidencial.
"Esto demuestra que formamos parte de Francia y que no estamos simplemente al final", dice Coudray-Ozbolt, criador de ocas y productor de fuagrás, sobre la efímera celebridad de la que disfruta él y sus vecinos.
Su poder de predicción flaqueó ligeramente en la primera vuelta de 2017, pero regresó en la segunda, cuando Donzy, como el resto del país, votó por el centrista Emmanuel Macron, un recién llegado a la política de 39 años.
Pero cinco años después, el granjero, de 54 años, duda si votar de nuevo en la primera vuelta del próximo domingo por el candidato que resquebrajó el sistema tradicional de partidos.
"Hay mucho de publicidad, demasiado", suspira. "Todos los días anuncian algo. ¿Cuántas cosas se concretarán?", se pregunta, en una ilustración perfecta del tradicional escepticismo francés hacia los políticos.
Cuando la ventaja del presidente saliente se reduce ante la ultraderechista Marine Le Pen, cuya victoria ya no aparece como imposible, las dudas de los electores como Coudray-Ozbolt podrían volverse cruciales.
- El factor inflación -
Tras una campaña electoral particular, opacada por los acontecimientos internacionales, muchos electores en Donzy como en el resto de Francia, solo tienen una palabra en la boca: "crisis".
"Hubo el covid-19 y ahora la guerra en Ucrania", resume Jacques Martin, un policía retirado de 66 años, que preside el club del rubgy local.
La alcaldesa Marie-France Lurier, una independiente pero que tiende a la izquierda, asegura que "la gente está preocupada y le cuesta pensar en el futuro".
Tres confinamientos desde 2020 paralizaron la vida en varias ocasiones y, ahora, la inflación galopante, vinculada al covid y al conflicto en Ucrania, se come el presupuesto familiar.
"La principal preocupación es por supuesto el poder adquisitivo, la revalorización de los salarios y la inquietud sobre el impacto del alza de los precios del combustible y de la energía, en general", explica Lurier.
En todo el pueblo, la gente se apresura a mencionar las repentinas subidas de precios, superiores a la tasa de inflación oficial, del 4,5%.
Un constructor local dice que le acaban de notificar un aumento del 12% del precio del yeso. Un viticultor vecino enfrenta un alza del 53% del valor de las botellas de vidrio.
Los precios del gasóleo en el supermercado local rondan los 2 euros (2,18 dólares) el litro, una subida del 20% desde principios de año.
"Salimos menos y no estamos seguros de lo que haremos en vacaciones", confiesa Sarah Lesage, una enfermera de 37 años y madre de cuatro hijos.
- "Podría ser peor" -
Las conversaciones con los votantes de Donzy sugieren que en la primera vuelta del domingo y en el balotaje del 24 de abril votarán por el candidato que mejor encarne la búsqueda de soluciones.
Aunque inicialmente la campaña estuvo marcada por la retórica antiinmigración del "Trump francés", el nuevo candidato de extrema derecha Éric Zemmour, los sondeos muestran que la prioridad ahora es el gasto de los hogares.
Donzy desprende poco fervor por Macron, pero sí un gran respeto, incluso admiración, por el presidente al frente de todas las crisis.
"Con todo lo que ha pasado, por lo menos tenemos un presidente que tiene los pies en el suelo", asegura Jacqueline Vincent, de 69 años, a la salida de una panadería, 'baguette' en mano. "Podría ser mucho peor".
Algunos agradecen el plan de recuperación de 100.000 millones de euros (110.000 millones de dólares) de septiembre de 2020, que ha disparado la deuda nacional y ha llegado a lugares como Donzy.
Cuatro bares locales, donde la gente se reúne alrededor de una copa de vino al final de la jornada, se mantuvieron a flote gracias a las ayudas del gobierno durante los cierres.
"Doy las gracias a Macron por todo lo que he tenido", asegura Martine, una camarera de 67 años, cuya empresa tuvo que cerrar en varias ocasiones por las restricciones sanitarias. "El Estado me pagó siete meses de salario".
- Las ganancias de Le Pen -
Pero Macron, un exbanquero de inversiones, también se ha ganado una reputación de arrogante y prepotente que se resiente especialmente fuera de las grandes ciudades.
Su divisiva personalidad, así como sus políticas proempresas y sus bajadas de impuestos a lo más ricos, provocaron en 2018 la revuelta de los "chalecos amarillos".
Ocupado por su intento de mediación entre Rusia y Ucrania, no empezó a hacer campaña hasta hace dos semanas.
Le Pen, su principal rival, lleva meses estrechando manos en mercados locales y ferias agrícolas, centrándose en el tema que ahora está en la mente de todos: la inflación y los ingresos.
"Entre Macron y nosotros, hay que elegir entre el poder del dinero que beneficia a unos pocos y el poder adquisitivo que beneficia a todos", dijo recientemente Le Pen, que promete bajadas de impuestos y más gasto social.
Su decisión de no fomentar el miedo a la migración musulmana en Francia, su tradicional eje de campaña, ha contribuido a suavizar su imagen.
Y en las últimas semanas ha criticado a Macron por el masivo gasto en consultorías externas durante su mandato, un tema que parecía estar calando en Donzy.
- Discurso de odio -
Zemmour también ha ayudado a moderar la imagen de Le Pen, de 53 años.
Después de haber pasado una década intentando borrar la reputación de racista de su partido, la ultraderechista ha encontrado en el excomentarista ultra su rival ideal.
El autor de superventas como "Suicidio francés" tiene varias condenas por discurso de odio racista y quiere expulsar a un millón de extranjeros.
"Comparado con él, todo el mundo parece un moderado", dijo Arnaud Mercier, experto en comunicación política de la universidad Paris-Panthéon-Assas.
Los sondeos sugieren que Zemmour obtendrá alrededor del 10% en la votación del domingo, pero ha abierto un nuevo espacio político para Le Pen.
También ha normalizado la idea del "gran reemplazo", una teoría conspirativa de supremacistas blancos que sugiere que los europeos autóctonos están siendo reemplazados deliberadamente por migrantes.
- Viejas certezas -
La alcaldesa, una administradora de viviendas sociales jubilada, está frustrada porque los socialistas no han logrado reinventarse desde que François Hollande dejó el poder en 2017.
Lurier lamenta el declive de los dos partidos tradicionales en Francia, que han sido periféricos en esta campaña, y no le convence el populista de izquierda radical Jean-Luc Mélenchon.
El extrotskista es el líder de la izquierda en una carrera que aún podría deparar sorpresas el domingo.
"Los partidos políticos, ya sean de izquierda o de derecha, proporcionaban al menos un marco", lamenta Lurier.
La candidata socialista, Anne Hidalgo, obtiene unos resultados en torno al 2%. Su rival del otrora partido gobernante de derecha, Los Republicanos, Valérie Pécresse, retrocede, por debajo del 10%.
- "Nada es imposible" -
Opacada por la peor guerra en Europa desde 1945 y la mayor crisis inflacionaria desde la década de 1970, la elección en Francia se considera ahora altamente impredecible.
Los sondeos muestran que una cuarta parte de los votantes no saben todavía por quién votarán el domingo y la misma proporción podría abstenerse, lo que sería un récord.
El país parece encaminarse a un nuevo duelo entre Macron y Le Pen, que ya se enfrentaron en 2017 poco después del referéndum del Brexit y de la elección de Donald Trump, en Estados Unidos.
Con la ultraderechista pisándole los talones, el centrista intenta movilizar a sus votantes, advirtiendo que sus promesas de continuidad y liderazgo firme son quizás insuficientes.
"¡Presten atención! Desde el Brexit, pasando por tantas elecciones, lo que parecía improbable ha sucedido", advirtió Macron el sábado en su primer mitin. "Nada es imposible", agregó.
T.Taylo--MC-UK