Pedro Sánchez viaja a Marruecos para restablecer la "cooperación estratégica"
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, viaja este jueves a Marruecos para restablecer las relaciones bilaterales suspendidas desde hace un año y tras el giro en la política de Madrid, que recientemente apoyó el plan marroquí sobre el Sáhara Occidental.
Sánchez será recibido por el rey Mohamed VI y sostendrá conversaciones oficiales con el monarca antes de participar junto a él a un "iftar", la ruptura de ayuno del Ramadán, ofrecido "en el honor al ilustre invitado del Soberano", según la Casa Real alauí.
El jefe del gobierno español está acompañado por su ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, cuyo desplazamiento, previsto para el viernes pasado, fue reprogramado para que coincidiera con el de Sánchez.
Al invitar a Sánchez en una conversación telefónica el 31 de marzo, Mohamed VI reiteró su llamamiento a "inaugurar una nueva etapa en las relaciones entre ambos países". La visita debe relanzar las relaciones al más alto nivel.
El objetivo concreto de la visita de dos días es "poner en marcha una ambiciosa hoja de ruta" que abarque todos los ámbitos de "una cooperación estratégica".
Entre "los temas de interés común" figuran la inmigración irregular, la reapertura de las fronteras y conexiones marítimas, así como el contrabando alrededor de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla, ubicados en la costa norte del reino marroquí.
Pero también deberán abordarse los intercambios comerciales y las inversiones, la cooperación energética --como el suministro de gas natural tras el cierre por Argel del gasoducto Magreb-Europa (GME)-- y la delimitación de las aguas territoriales.
Para el investigador marroquí Nabil Driouech, "la cooperación económica es el principal motor de las relaciones entre los dos países en esta nueva y muy prometedora fase". España es el primer socio comercial de Marruecos.
La normalización de las relaciones se hizo posible gracias a que España anunció públicamente, el 18 de marzo, que el plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental le parecía "la base más seria, realista y creíble" para solucionar el conflicto en la que fuera colonia española hasta 1975.
Al hacer este gesto, Pedro Sánchez puso fin a la postura de neutralidad mantenida durante décadas sobre este tema. Marruecos calificó el anuncio de "histórico".
- Migración irregular -
El conflicto del Sáhara Occidental, un territorio rico en fosfatos y aguas con abundante pesca, enfrenta desde hace décadas a Marruecos con los independentistas saharauis del Frente Polisario.
Rabat, que controla cerca del 80% de este territorio, propone un plan de autonomía bajo su soberanía, mientras que el Polisario reclama un referéndum de autodeterminación, previsto en la firma en 1991 de un cese al fuego pero nunca concretado.
"En lo inmediato, es improbable que las líneas cambien, pero a largo plazo el margen de maniobra diplomática para la opción independentista es cada vez más estrecho", analiza Riccardo Fabiani, director del programa de África del Norte en la oenegé International Crisis Group (ICG).
Sánchez descartó haber dado un "giro" sobre el Sáhara Occidental, pero causó enfado en sus aliados de la izquierda, la oposición de derecha, el Polisario y Argelia, principal apoyo de los independentistas saharauis y proveedor de gas a España.
Para Madrid, la normalización de las relaciones con Rabat tiene como objetivo principal garantizar su "cooperación" en el control de la inmigración irregular desde Marruecos, de donde parte la mayoría de los migrantes.
El reino alauí ha sido acusado en varias ocasiones de usar a los migrantes como medio de presión.
La crisis entre Rabat y Madrid, causada por el recibimiento en España en abril de 2021 del jefe del Frente Polisario para ser hospitalizado por covid, tuvo su punto álgido con el ingreso en mayo de 10.000 migrantes al enclave español de Ceuta, ante el relajamiento de los controles del lado marroquí
España acusó entonces a Rabat de "chantaje" y "agresión". Marruecos retiró a su embajadora en Madrid, quien solo retornó el pasado 20 de marzo.
El gobierno español también espera que Rabat enfríe su reivindicación de los enclaves de Ceuta y Melilla.
Pero algunos analistas advierten de que España no ha obtenido garantías reales.
Para Jorge Dezcallar, antiguo embajador español en Marruecos (1997-2001) y jefe de los servicios de inteligencia españoles (2002-2004), este acuerdo "debería" permitir en principio buenas relaciones con Marruecos.
Pero al mismo tiempo, advirtió que esto "dependerá de motivos de política interna en Marruecos (....) que están fuera del control" de España.
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