Doja Cat vuelve a llevar la pirotecnia a Coachella con un seductor rap punk
Doja Cat subió la efervescencia, las llamas y al mismísimo diablo al escenario principal de Coachella la noche del domingo, donde ofreció una actuación digna de un cabeza de cartel en su debut en solitario en uno de los festivales de música más vistos del mundo.
En su actuación ante miles de seguidores en las últimas horas del primer fin de semana del evento, la cantante de 26 años ofreció sus éxitos y presentó nuevo material: su próximo tema "Vegas", que evoca el clásico "Hound Dog" y que sonará en la película "Elvis" de Baz Luhrmann.
Nacida y criada en Los Ángeles, la artista pasó años en una relativa oscuridad, pero llamó la atención de la industria desde el sitio de música compartida SoundCloud.
En 2019 irrumpió en la escena mundial con su adulcorado tema disco "Say So", cuyo brillante video musical es una oda al Sur de California.
Pero la que Doja Cat ofreció el domingo fue una versión rockera y con tintes punk.
Con unas botas de color rosa con unos lazos que le llegaban hasta los muslos, una microfalda amarilla y un sujetador de arnés con tachuelas y llamas brillantes, la rapera desafió al público, que gritaba todo el tiempo, a que le quitara los ojos de encima mientras saltaba cuando ella lo exigía.
- Láseres, llamas, fotos -
Doja Cat, cuyo verdadero nombre es Amala Dlamini, es hija de una pintora estadounidense y del actor, compositor y productor sudafricano Dumisani Dlamini.
Abandonó los estudios a los 16 años y dedicó gran parte de su tiempo a buscar en internet ritmos e instrumentos que luego convirtió en sus propias canciones.
La cantante es muy apreciada por su habilidad para producir éxitos tanto radiales como para TikTok. Pero, sobre todo, por su total y absoluta voluntad de recorrer el camino que la ha convertido en un nombre conocido.
Se ha forjado la imagen de ser un bicho raro de la música: una artista sexy, brillante, de la era espacial, con un agudo sentido del humor y un poder en las redes sociales que le ha permitido sortear rápidamente polémicas incluso cuando mete la pata.
La actuación del domingo se produjo tras un primera victoria en los Grammy, premio que se llevó a casa por "Kiss Me More", su colaboración con SZA que fue la banda sonora omnipresente durante 2021.
La actuación fue muy pulida, pero no tuvo miedo de que pudiese volverse extraña, con abundantes cambios de ropa, algunos imperceptibles y todos ellos con el trasero al aire.
Para su interpretación de "Tia Tamera" trajo a la rebelde punk del rap Rico Nasty, quien, con un disfraz del demonio, gruñía, saltaba y miraba con desprecio.
Antes todo se había oscurecido para que Doja Cat saliera al escenario con un conjunto de dos piezas con estampado de cebra y botas hasta la rodilla que le daban un aire a Elton John.
"Go down, go down, go down, down, let me see you go to town", cantó, con un grupo de bailarinas vestidas de Grinch girando a su alrededor.
Doja Cat cerró la noche con láseres y pirotecnia al frente de sus bailarines en un estridente frenesí final de saltos, pero no antes de que todo el mundo en el escenario se tomara fotos.
"¡Coachella!", gritó. "¡Gracias! No puedo creer que estemos aquí".
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